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sábado, 24 de abril de 2010

El primer contacto en la investigación social

¿Cómo construir el primer contacto en los procesos comunitarios?

El primer contacto en la investigación social

Para este primer contacto es necesario entender desde donde se está planteando, es decir, se hace desde el marco de la investigación social, en esta medida es necesario hacer una reflexión sobre ello, lo cual, nos permita reivindicar y re -significar la investigación social, unas de las impresiones que se encuentra en las conversaciones con alguna de las organizaciones comunitarias, es asumir la investigación solo desde un plano de recolectar información, de extraer datos, por ello la necesidad de preguntarnos la investigación para qué ? Y para quienes?, reflexionar sobre cuál es nuestra intencionalidad con la investigación social.

Por tanto, en el primer acercamiento es necesario poder propiciar un reconocimiento de las partes y desde este mismo instante poder empezar a tejer vínculos y desde un inicio plantear de una forma clara y sencilla lo que se pretende hacer y es desde este momento que empezamos nuestro trabajo de campo como plantea Lisón (1998) el trabajo de campo requiere la estancia prolongada de co-vivir, co-sentir juntos para aprender a observar la vivencia humana y poder retener la profundidad de los contextos, es un arte de alter-nar, participar, propiciar un encuentro hermenéutico, entre las palabras y lo analógico, entre esa multiplicidad sentimos lo humano, en esa experiencia crece su sensibilidad de cómo oímos, vemos y cuando se conoce, identificando el preciso momento de confirmar con el testimonio de las/los otros; desde adentro conocer la diversidad de las prácticas y las formas de conciencia que nos remiten a teorizarlas desde afuera.

Sin embargo, aunque tejemos lazos y se propicien niveles altos de cercanía, la investigación requiere un ejercicio de explorar vivencias donde salen a relucir desesperanzas, tristezas, angustias, miedos pero también alegrías, por ello es necesario reconocer la responsabilidad que tenemos y la necesidad de reflexionar frente al sentido de lo humano. Es así, que nuestro primer contacto está atravesado por un acercamiento respetuoso, lleno de tacto y sutileza donde nos reconozcamos mutuamente sin artificios, ante todo siendo como somos, mostrándonos tal cual somos, por tanto, la invitación de adoptar una postura que propicie una fidelidad hermenéutica la cual nos permita realizar un ejercicio que tenga como primicia la comprensión de la realidad de la gente.

Y es aquí donde toma forma la observación participante como una técnica que va más allá de la recolección de datos, la cual es ventajosa en todo tipo de investigación, concretamente de tipo: descriptiva, analítica y experimental. De esta manera poder dar cuenta de las relaciones que establecen, permitiendo identificar espacios de conversación, de conflicto y analizar redes y alianzas etc, en este caso valiéndonos de nuestros sentidos: la vista, la audición, el tacto, el gusto.

En esta misma línea pensarse una observación participante que se construye entre investigados/ investigadoras donde las partes se aceptan y se reconozcan, reconocer que aunque somos agentes externos adoptamos dos lugares en simultaneo como observadores de una realidad y como participantes de la misma, por ello, surge la pregunta ¿cómo superar la experticia de los investigadores que van a reflexionar sobre la realidad de otros?, así los investigadores se instalen en la comunidad y generen empatía, se requiere que los investigados tengan un papel más protagónico en la investigación, que tengan esos dos lugares de los investigadores como observadores de la realidad y siendo parte de la misma, que reflexionen y se movilicen frente a su realidad, en este caso la investigación promocionaría sujetos socio-históricos y como diría Zemelman (2002) no sujetos mínimos que aceptamos todo como si todo fuera una verdad absoluta, en este caso, pensarse una investigación desde ese trabajo de campo donde los investigados sean sujetos sociales siendo parte de y también siendo observador de la vida social, sujetos que piensan su realidad y en esa reflexión acercase a construir y reconstruir sus contextos.

El trabajo de campo es un componente que debe estar articulado con los procesos de intervención y de investigación que realizamos las y los Trabajadores Sociales, por lo tanto, debe ser transversal a nuestra formación, ya que será nuestro rutero y brindará pistas como aporte para la población con quien trabajemos.

Bibliografía

BAUMAN, Zygmunt (2002) Modernidad Liquida, capitulo 2 Individualidad, fondo de cultura Económica Buenos Aires Argentina.

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