EDUCACION POPULAR

PACHAMAMA

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jueves, 30 de abril de 2009

 

“Caminante no hay camino se hace camino al andar”.

Antonio Machado.

 

 

LA FINA LÍNEA ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA EN LA EDUCACIÓN POPULAR.

Desafíos y Retos de los Educadores Popular



Desde los inicios de la Educación Popular y desde su mirada crítica a la educación escolarizada,  se ha dado a la tarea de buscar “estrategias y técnicas de carácter dialógico, participativo, activo y problematizador” (Torres Alfonso).

 

En esta búsqueda se percibe una posibilidad de trabajar con algunos elementos de la HISTORIA ORAL,  que nutra el proceso de la EDUCACIÓN POPULAR. No como una receta preestablecida sino como una propuesta  que se construye con la gente.

 

La historia oral como innovación pedagógica es importante para la educación si la comprendemos y analizamos no como narraciones fantásticas, sino como diálogos de saberes sobre el pasado que asumen nuevos actores y nuevas voces en la interpretación de significados de la cultura popular.

 

En este sentido podemos articular la Historia oral, con la Educación Popular; recopilando, haciendo análisis y reflexionando sobre las historias orales de la gente. La historia oral indaga en las comunidades que marginadas por algún motivo son explotadas socialmente y se interesa por reconstruir sus vivencias, las percepciones de sus cosmovisiones en el contexto donde conviven cotidianamente.

 

LA FINA LÍNEA ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA EN LA EDUCACIÓN POPULAR.

 

Teniendo en cuenta la creciente demanda de las condiciones extremas en la que viven las diferentes poblaciones de nuestra ciudad, nuestro país, de América latina,  del mundo y desde la concepción como Educadores Populares se hace necesario incorporar una propuesta que le apunte a la formación integral debido a que actualmente nos encontramos en un mundo donde el conocimiento es fragmentado y donde todo está encasillado y lo que prima es lo específico frente al conocimiento, desconociendo  otras ópticas las cuales nutren el aprendizaje.

 

Desde la concepción de la Educación Popular; esta entendida como una corriente político pedagógica construida histórica y contextualmente donde confluye una diversidad de prácticas y posturas. Esta noción nos lleva a problematizar y preguntarnos constantemente sobre nuestro papel como Educadores Populares.

 

Todo el recorrido que ha tenido la Educación Popular ha gestado un acumulado que le permite sustentar su labor, como lo menciona Torres y algunos otros autores, se puede precisar un núcleo común que permite hacer una aproximación de la definición de  la Educación Popular:

      La Educación Popular busca hacer una la lectura crítica del orden social Vigente y del papel integrador que ha jugado ahí la Educación Popular.

      Una intencionalidad política emancipadora frente a las estructuras sociales dominantes.

      Un propósito de contribuir en la construcción de los sectores dominados como sujetos históricos.

      Una práctica social que actué sobre las subjetividad popular, llámese conciencia, cultura, saber popular.

      Una preocupación permanente por general metodologías coherentes con los rasgos sociales e intencionalidades anteriormente mencionadas.

 

Este engranaje que atraviesa la Educación Popular coexiste una intencionalidad política, ética y un desafío permanente que enfrentamos los y las Educadoras Populares y que a lo largo del tiempo ha sido cambiante y se ha estructurado a partir del espacio y del tiempo.

 

El desarrollo de la Educación Popular en América Latina ha tenido como característica, construirse a través de sus prácticas y desde aquí se entiende como un saber práctico-teórico, que en su praxis pone a prueba la teoría y se posibilita la construcción de conocimiento.

 

En este sentido esta postura practica-teórica de la Educación Popular la vemos sustentada desde la postura sociológica de Jeffrey Alexander, sobre la teoría, la cual está altamente vinculada con la realidad, La teoría no se puede construir sin datos pero tampoco solo con datos, las teoría se perpetua en el tiempo mediante sus tradiciones y es obra de seres humanos.

 

Es así como la Educación Popular sea construido a través de sus prácticas y es a través de ellas que configura su producción de conocimiento.

 

A lo largo de la historia la Educación Popular se ha gestado de diferentes formas y en contextos particularidades se ha presentado con pronunciaciones específicas, la Educación Popular ha estado relacionada altamente con la realidad de las comunidades desde sus especificidades.

 

Cuando le damos una mirada a la historia desde América latina nos encontramos que la Educación Popular se gesto en un contexto que fue crucial para su identidad, marcadas luchas populares que fueron configurando diversos movimientos sociales.

 

En esta medida y desde la mirada de Alfonso Torres entre otros autores la Educación Popular fue diferente en los años 70, 80, 90 y es diferente con relación a nuestros días, del mismo modo cada país del continente ha sido diferente y ha tenido sus particularidades:

 

El cono sur ha estado ligado a procesos de lucha contra las dictaduras y a los procesos de democratización. Los Países Andinos han tenido un notorio acento en lo étnico y lo indígena, América Central ha estado asociada con procesos de insurrección y México ha gestado iniciativas organizadas independientes. 

 

La Educación Popular como práctica que a lo largo de la historia se ha desarrollado en las relaciones sociales promueve actividades que agrupan a la gente y se convierte en un factor para forjar momentos de encuentro, de reconocimiento, identificando necesidades comunes  y estrategias que en conjunto construyen alternativas de solución promoviendo la calidad de vida de los individuos y de los colectivos.

 

Esta reflexión es posible cuando nos apropiamos de los procesos práctico- teórico de la Educación Popular, entendiendo lo práctico como lo metodológico y esta como una dimensión de la pedagogía.

 

En esa medida la pedagogía es la reflexión sobre el hecho educativo (vasco,1990), y como lo menciona (Mejia, Awad ) citando a Posada, E; Lucio R la pedagogía es el saber practico-teórico de las relaciones sociales del saber y el conocimiento, es así como se construyen formas de organización educativa que generan procesos de empoderamiento, procesos de participación comunitaria que contribuyen al análisis de su propia realidad.  

 

La Educación Popular ve lo pedagógico más allá de muros, de salones, lo pedagógico, la educación están inmersas en las relaciones sociales, en esta medida, la tarea de los Educadores Populares es aun más difícil, es necesario que reivindiquemos lo pedagógico extrayéndolo del marco de la institucionalidad escolar, lo pedagógico – la educación va más allá de la escuela, más allá de la clase magistral, pensarse la escuela con una constante interacción y en dialogo con aquellos espacios donde los educandos, las comunidades o los grupos están inmersos, como podrían ser la familia, en el barrio, la vereda, la plaza de mercado, etc.

 

Es decir, no es que nos alejemos de la escuela, es que al contrario lleguemos a ella y la vinculemos a las otras instancias de lo social propiciando un constante dialogo.

 

En este sentido el aprendizaje no tiene espació, ni lugar, ni tiempo determinado[1], es así, como desde la Educación Popular la pedagogía parte de los aprendizajes dados por las relaciones sociales especificas de unos individuos y unos grupos particulares[2] y es desde aquí donde debemos reflexionar nuestra labor como Educadores Populares, en el encuentro con los otros, en la interacción con los colectivos, con los grupos, con la comunidad.

 

Siempre de alguna u otra manera en ese compartir con los demás aprendemos algo. Y es por eso que los Educadores Populares a sumimos el reto del  trabajo con los grupos, las comunidades porque aunque no estén inmersos en la institucionalidad de la escuela hacen parte de la sociedad y en esa interacción con los otros generan aprendizajes, poseen saberes que les han permitido encontrarse y desencontrarse con el mundo y les ha permitido mantenerse de generación en generación.

 

Como lo plantea Marco Raúl y Myriam Inés, el acto educativo visto como socialización, reconoce en la Educación Popular lo pedagógico como la plataforma para la construcción de las acciones, interacciones y eventos educativos, estas interacciones y eventos están atravesadas por las relaciones de poder, las cuales están inmersas en las relaciones pedagógicas; es decir, las relaciones de poder hacen parte de las relaciones sociales y pedagogías, establecidas estas en los procesos de aprendizaje.

 

En esta medida es necesario que reflexionemos constantemente sobre el acompañamiento que les hacemos a las comunidades frente a los procesos de organización, proyectos productivos, culturales etc., como camino que posibilite él empoderamiento.

 

En este reto de la Educación Popular para abordar el empoderamiento y sacar a las comunidades de aquellas lógicas de la colonialidad, esta Colonialidad entendida “como una estructura de dominación y explotación donde el control frente a la autonomía, política, recursos de producción y del trabajo de una población determinada es ejercida por otra”.[3]

 

Frente a este reto se han pensado formas para enfrentar los desafíos que atraviesan los sectores Populares y para este caso se ha  reducido a la Educación Popular a una simple  técnica que le dé respuesta a los problemas sociales; es necesario trascender esta figura y no quedarse con esquemas o modelos; ya que cada grupo o comunidad con la cual se trabaje tiene unas particularidades.

 

Con relación a lo anterior nos encontramos  con “la metodológica como un conjunto organizado de principios y criterios generales que guían el desarrollo de un proceso que en el caso de la Educación Popular una de sus búsquedas es la  del empoderamiento”[4].

 

Desde la concepción de Marco Raúl y Myriam Inés para esta búsqueda del empoderamiento y lo metodológico como una reflexión constante que se construye a partir de los grupos y de sus particularidades, es necesario tener unos referentes que guíen este proceso los cuales están presentes en las relaciones pedagógicas.

 

En todas las relaciones sociales nos encontramos al poder como un elemento constante y en estas interacciones,  lo espinoso no es el  poder, si no su forma de regulación, porque como lo vemos desde la Educación Popular entre lo que se busca es el empoderamiento de la gente, por  lo tanto no es desconocer el poder si no la regulación de las relaciones de poder; en este caso Marco Raúl y Myriam Inés nos hablan de la ética, como una regulación, pero no solo estos aspectos propician el empoderamiento en el acto educativo, están también presentes la necesidad y el interés.

 

En esa búsqueda de dar respuesta al objetivo de la Educación Popular frente al  empoderamiento se parte de la concepción pedagógica, pero para que esta no se pierda de vista se reconoce a la metodología con unos principios y criterios que acogen objetivos, instrumentos y técnicas que guían el proceso y le dan coherencia al acto educativo y en nuestro caso a la Educación Popular.

 

Es preciso que nos pensemos los “Cómo”, es decir, que referentes tenemos desde la Educación Popular y desde otras perspectivas para la construcción de una metodología que nos permitan dinamizar nuestra labor, sin perder de vista la resignificación del saber popular, el reconocimiento del otro de la otra, en este sentido hablaríamos de una construcción permanente, de cómo trabajar con la gente a partir de una edificación colectiva.

 

En esta construcción colectiva estaríamos apropiándonos de los múltiples enfoque que aborda la Educación Popular, entre ellos estaríamos hablando de lo popular, como una dimensión cultural, que aborda el contexto y las particularidades de los grupos, entonces estaríamos hablando de varias metodologías para la Educación Popular construidas en conjunto.

 

En este proceso de construir unas metodologías inclusivas, donde las voces de quienes participan estén presentes  es pertinente que nos apropiarnos del dialogo para reconocer a los otros, es decir, reconocer a los seres humanos.

 

En este sentido Freire nos plantea:

 

“una intensa fe en los hombres; fe en el poder hacer, en el poder de crear y recrear, en la vocación de ser más, que no es un privilegio de algunos elegidos sino derecho de todos los hombres; sin esta fe en los hombres, el diálogo es una farsa; se transforma en la mejor de las hipótesis, en manipulación disfrazada de paternalismo”[5].

 

Freire plantea que para dialogar se necesita confianza, humildad,  amor y esperanza. Algo muy importante es que para Freire el diálogo está ligado a un proceso investigativo que se inicia antes del encuentro entre educandos y educadores, cuando estos últimos se preguntan por el contenido del diálogo, por el sobre qué se va a dialogar. “El diálogo comienza en la búsqueda del contenido programático, esa búsqueda es la que inaugura el diálogo de la educación como práctica de la libertad”[6].

 

El dialogo como un componente potencializador que permite visualizar y reconocer a todos los actores que hacen parte del la construcción de las metodologías y por ende del proceso educativo, y como de alguna u otra forma en esta interacción, todos se ven influenciados, es decir, el reconocer a quienes participan, influye en el resultado de las propuestas metodologías de forma impecable.

 

Debido a que los involucrados en el proceso de esta construcción tienen la posibilidad de que sus voces queden reflejadas y sean ellos mismos quienes posibiliten la transformación de su propia realidad, consiguiendo de esta forma, un empoderamiento de las comunidades, cada vez más  legitimo, más certero, donde la mirada de los que participan este presente, este visualizada en su mismo proceso de reconocer su realidad y transformarla.

 

En este sentido cuando hablamos de transformación social y cuando las personas, los grupos con quienes trabajamos están participando desde la construcción de las metodologías estamos hablando de un proceso altamente político –pedagógico y en este sentido el dialogo adquiere otra figura que reconoce tanto saberes y toda la riqueza humana que tienen las comunidades, pero también es poder llegar a un encuentro donde se posibiliten unos acuerdos y compromisos para trabajar. En este sentido nos apropiaremos de la propuesta de marco Raúl y Miriam frente a la negociación cultural con un componente político en dialogo.

 

Aunque desde la concepción de Educadora Popular lo denominare como “Trueque cultural” como una forma de resistencia a la lógica Capitalista y más allá del intercambio es un encuentro de culturas que tiene un alto componente de solidaridad, de respeto y sobre todo es la posibilidad de ser coherentes a la Educación Popular y la posibilidad de reivindicar un legado ancestral y un saber popular que posibilite un dialogo de acuerdos y compromisos.

 

Lo que nos invita a construir un puente entre las interacciones de los diferentes actores y actoras, y aquellos factores naturales, sociales, culturales y psicológicos que están presentes en las comunidades.

 

Como Educadores Populares nuestras intervenciones en muchos casos están dadas, en condiciones inciertas, donde hay una constante interacción con múltiples interlocutores; al reconocer y concientizarnos de esta dinámica en la que estamos sumergidos los Educadores Populares nos invita a articular un “Trueque cultural” como una  propuesta que posibilita el empoderamiento, que las comunidades reconozcan su realidad y la transformen.

 

Esta concientización debe estar unida a una reflexión constante, critica y coherente; que este revisando sus objetivos, instrumentos y técnicas; en este sentido construir una metodología  a partir de la propuesta de un “Trueque cultual, es decir, que permita una plena participación de la comunidad con la cual se trabaja en el análisis de su propia realidad, promoviendo así la participación social y el beneficio de los diferentes actores y actoras que están presentes en este proceso, con un carácter altamente educativo, político y por ende transformador de la realidad en la que están inmersas las comunidades.  

 

En este sentido se propone una mediación cultural o “trueque cultural” que se pueda articular con la recuperación de la oralidad en los sectores donde trabajemos a partir de la Historia oral como una forma de pensarse cómo trabajar con las comunidades; es decir construir con la gente una propuesta metodología a través de las historias de vida.

 

Y con quienes participen analizar e interpretar en los relatos, varios elementos significativos para la gente por ejemplo abordar los valores morales, el control social, lo cultural, lo económico y otros elementos que nos permitan reflexionar sobre la realidad.

 

Como lo mencionaba anteriormente, la Educación Popular, se ha dado a la tarea de buscar “estrategias y técnicas de carácter dialógico, participativo, activo y problematizador” (Torres Alfonso).

 

En esta búsqueda nos pensamos en LA HISTORIA ORAL CÓMO UNA FORMA DE HACER EDUCIÓN POPULAR. No como una fórmula acabada, sino como una propuesta metodológica que se articula con la propuesta política-pedagógica de la Educación popular la cual se construye en esa interacción de saberes que poseen las comunidades.

 

La historia oral que hace parte de las ciencias históricas recopila algunos conceptos claves para trabajar, pero desde nuestra concepción de Educación Popular y desde la reivindicación de los saberes populares vamos hacer énfasis en dos conceptos, la oralidad y la tradición oral.

 

La oralidad como aquella alternativa didáctica para la pervivencia de la memoria de la historia oral, su rescate implica la inter-comunición subjetiva en las relaciones sociales cotidianas y su enseñabilidad facilita la conservación de las tradiciones legadas de generaciones ancestrales, como aporte de saberes a la educación y la cultura.

 

“La tradición oral es el relato de la memoria y la escenificación de una fantasía que persiste en su pertinencia, no importa la localización de la fuente primaria sino el acto del sujeto que narra el relato, su identidad, su característica popular y la necesidad de volverlo a contar en ese lugar y en un momento especifico de la historia”[7]

 

En esta medida la historia oral indaga en las comunidades que marginadas por algún motivo son explotadas y se interesa por reconstruir sus vivencias, las percepciones de sus cosmovisiones en el contexto donde conviven cotidianamente.

 

La historia oral “se enmarca dentro de una visión de la historia popular, es una historia que ha subordinado lo político a lo cultural y a lo social, han tomado a la comunidad y su oralidad como base para sus investigaciones y reivindicaciones, enfatiza en el pueblo, en la cultura y vida cotidiana[8]

 

Como innovación pedagógica es importante para la educación si la comprendemos y analizamos no como narraciones fantásticas, sino como diálogos de saberes sobre el pasado que asumen nuevos actores y nuevas voces en la interpretación de significados de la cultura popular.

 

La historia oral:

 “…asume otras fuentes y tiene en la entrevista etnográfica y en la recopilación de historias de vida dos importantes vehículos de conocimiento histórico: el trabajo interdisciplinario destinado a rescatar las condiciones de la cotidianidad y el ámbito subjetivo de la experiencia social diferente de interpretar el mundo sociocultural “ [9]

 

Es así, como vemos, que la historia oral es una historia de la persona común, de quienes no están en los libros, pero que son capaces de contar y hablar con coherencia  sobre otras realidades.

 

Con la historia oral hacemos recopilación de la memoria colectiva de saberes populares que permite comprender la valiosa identidad de una comunidad. Identificamos  personajes sobresalientes populares, Cuentos, mitos, leyendas, dichos, refranes y proverbios populares, un acercamiento a la medicina tradicional o etnobotanica, en sus curanderos o hierbateros, Costumbres de comidas y bebidas tradicionales, en juegos, canciones y rondas infantiles que aún perduran.

 

Sin ser un manual del “Cómo Hacer Educación Popular” porque estaríamos siendo incoherentes con la postura de Educación popular, como una corriente político pedagógica construida histórica y contextualmente, lo que se pretende es  problematizar la labor de los y las Educadoras Populares, para lo que me pregunto  ¿Hasta qué punto se encuentra nuestro discurso y con práctica?.

 

La historia oral como una propuesta que reivindica la ancestralidad y el saber popular nos permite explorar proyectos para desarrollar con las comunidades entre ellos:

 

Autobiografía Oral –Historia Personal, Historia Viviente: Entrevistas con personas de una comunidad. (Con un tema especifico), Historia Oral de un  Barrio hecha por los pobladores, Libro de recuerdos (No requieren grabaciones), Genealogía familiar: Proyecto de Historia Oral (relacionar los parientes vivos y fallecidos), Libro de recetas tradicionales, de plantas medicinales, de mitos o leyendas, canciones o rondas populares, y recopilación de Fotografías Históricas e Historia Oral.

 

Luego de reflexionar sobre esta propuesta es necesario continuar explorando con las comunidades otras formas metodológicas que sean coherentes con la Educación Popular.

 

Es necesario que nos pensemos los “cómos”, cómo hacer para trabajar con la gente, como Educadores Populares nuestro acompañamiento en las comunidades en muchos casos están dadas, en condiciones extremas.

 

Y es ahí en esos espacios, en ese encuentro con la gente donde se articula una propuesta metodológica construida con y para la gente que proporciona una generación de conocimiento resultado de las interacciones entre los diferentes actores y aquellos factores naturales, sociales, culturales y psicológicos que emergen.

 

Al reflexionar críticamente de esta dinámica en la que estamos presentes los Educadores Populares nos posibilita comprender ese saber teórico-práctico de la Educación Popular.

 

Sin lugar a duda esa construcción de una propuesta metodológica con las comunidades, lo que llamamos lo práctico esta altamente conectado con la producción de cocimiento, con lo teórico; es decir al pensarnos los “cómos” y reflexionar sobre lo metodológico con las comunidades nos lleva a reconocer  otras voces que nutren la producción de conocimiento.

 

Es así como se piensa lo práctico articulado a lo teórico existe una fina línea entre lo práctico y lo teórico que permite una retroalimentación entre ambas. En este sentido se piensa en lo práctico-teórico cómo elementos interdependientes.  Se dan a partir de la interacción de ambos, se regulan y son reciprocas.

 

Este es un desafío que afrontamos los y las Educadoras Populares si pensamos en lo metodológico no se puede quedar en simples técnicas, es necesario que se recojan y se pueda sistematizar las experiencias, que nos sentemos a construir con la gente metodologías pero también que se pueda escribir y se le produzca conocimiento a la Educación Popular, es decir se reivindique el saber popular y el saber ancestral.

 

En este sentido al articular la Historia oral, con la Educación Popular podemos hacer recopilaciones, hacer análisis, interpretaciones y reflexionar sobre las historias orales, acercarnos a generar conocimiento como el resultado de las interacciones entre los diferentes actores con quienes trabajamos.

 

Está entre muchas propuesta lo que busca es problematizar la labor de los y las Educadores populares.

 

Desafíos y retos de los Educadores Populares en el ámbito de la academia

 

Ahora bien a lo largo de este texto me he referido a la Educación Popular, pero como estudiante de la Licenciatura en Educación Popular de la Universidad del Valle y pensando en esa propuesta política-pedagógica de la Educación Popular coexiste en el campus universitario un desafío y una tarea que debemos ir pensando no solo los Educadores Populares sino la comunidad universitaria en este contexto de la academia.

 

La Educación Popular como realidad histórica, en los años 60 se institucionalizó en las organizaciones de base y con los movimientos sociales pero a demás de esos espacios; hoy es necesario que desde el referente de “decolonizar” la universidad la Licenciatura en Educación Popular se posicione como una propuesta que promueve un dialogo de saberes, un dialogo cultural que genere mediaciones culturales de acuerdos y compromisos.

 

Como menciona Castro citando a Lander, “gran parte de lo que enseña la universidad está cargado de la herencia colonial la cual contribuye a reforzar la hegemonía de accidente”.[10]

 

La formación profesional que ofrece la universidad, la investigación , los textos que circulan, las revistas que se reciben, los lugares donde se realizan los posgrados, los regímenes de evaluación y su reconocimiento de su personal académico , todo apunta hacia la sistemática reproducción de una mirada del mundo desde la perspectiva del norte (Lander,2000,p 65)

 

Hoy la Licenciatura en Educación Popular con su enfoque de Educación Popular debe reformularse como una propuesta política-pedagógica tanto para el interior de su plan como para el exterior de la universidad.

 

Su postura política le concede hoy más que nunca un desafío relevante en la construcción de espacios y procesos de cambio cultural que promuevan relaciones equitativas y solidarias entre las mujeres y los hombres, Reconociendo ante todo la fortaleza que aporta la diversidad. 

 

Desde la visión de la Educación Popular coexiste una intencionalidad de construir permanentemente  un dialogo cultural altamente político-pedagógico que reconozca los diferentes saberes, pero también se construyan acuerdos y compromisos, y desde la Universidad, la Licenciatura en Educación Popular medie entre el pensamiento científico y ese saber Ancestral y Popular.

 

BIBLIOGRAFÍA


Aníbal Quijano , Colonialidad del poder y Clasificación social 

Castro Gómez Santiago. Decolonizar la Universidad, Hybris del punto cero y el dialogo de saberes,  pag 79 

Jiménez Becerra Abasalon y Torres Carrillo Alonso, La Practica Investigativa en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica nacional, Primera edición, Bogotá D.C, año 2.004.

 

Vich Víctor y Zavala Virginia, Oralidad y Poder Herramientas Metodológicas, editorial Norma,, Bogotá D.C, julio de 2.004.

 

Mendoza Castro, Clemente, TRADICIÓN ORAL APORTE DE SABERES A LA EDUCACIÓN Y CULTURA EN EL  DEPARTAMENTO DEL ATLÁNTICO, Grupo Educación, Pedagogía y Cultura en el Caribe Colombiano. Instituto de Investigaciones, Universidad Simón Bolívar.

 

Historia Oral ,Thad sitton, L. Mehaffy,Davis. Fondo de cultura económica, México 1989.

 

Marco Raúl Mejía J y Myriam Inés Awad G. Educación popular hoy, Bogotá, 2003, ediciones Aurora.

 

La escuela como proyecto cultural, asignatura de la licenciatura en educación popular, profesor, Jorge Rojas

 

Freire, Paulo (1979). Pedagogía del oprimido. Editorial Siglo XXI. México. p. 101.

 


El dialogo en la Educación, Perspectivas teóricas y propuestas didácticas, Revista APORTES, editorial Dimensión educativa Bogotá, 2000-

 


Torres Carrillo Alfonso, Ires y Venires de la educación Popular en América Latina.

 

Torres Alfonso, La Educación Popular - Evolución Reciente y Desafíos, Universidad nacional de Colombia

 

 



[1] La escuela como proyecto cultural, asignatura de la licenciatura en educación popular, profesor, Jorge Rojas.

[2] Educación popular hoy, Marco Raul Mejia J y Myriam Inés Awad G.bogota,2003,ediciones Aurora

[3] Colonialidad del poder y Clasificación social, Anibal Quijano

[4] Educación popular hoy, Marco Raul Mejia J y Myriam Inés Awad G.bogota,2003,ediciones Aurora

[5] Freire, Paulo (1979). Pedagogía del oprimido. Editorial Siglo XXI. México. p. 101.

 

[6] Ibíd. p. 105

[7] Vich Víctor y Zavala Virginia, realidad y poder herramientas metodológicas, Pág. 78

[8] Jiménez Becerra Absalon y Torres Carrillo Alfonso, La practica investigativa en Ciencias Sociales, Pág. 127-128

[9] Vich y Zavala, p 89

[10] Decolonizar la Universidad, _Hybris del punto cero y el dialogo de saberes, Castro Gómez Santiago , pag 79

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