EDUCACION POPULAR

PACHAMAMA

PACHAMAMA
PACHAMAMA

miércoles, 23 de marzo de 2011

““LA HORA DE LA ESTRELLA” DE CLARICE LISPECTOR


Con esta bella obra de Clarice Lispector, escritora brasilera, cierra tanto su existencia en este plano físico como su vida en el plano de las letras y de la escritura, esta obra es fantásticamente sencilla pero potencialmente demoledora.
En esta obra podemos encontrar tres aspectos o ideas fuerza que considero subyacen a lo largo de la obra literaria, los cuales a mi manera de ver son potencialmente relevantes y sublimes tanto para la fuerza de las palabras y la construcción literaria, como también la posibilidad de entender el contexto histórico en que vivió la autora y reflexionar acerca de la realidad latinoamericana, la cual es aún vigente para hacer una lectura de contexto, por un lado, Clarice plasma el drama de construir y unir palabras que permitan conjugar la escritura, unido a ello estaría el profundo existencialismo que sugiere el texto frente al sentido de la vida y aquella relación dialéctica entre la vida y la muerte, por ultimo estos elementos nos llevan a configurar un reclamo que hace Clarice acerca de los olvidados, los sin voz, es así, que en este ultimo aspecto centrare la reflexión.
Desde su inicio Clarice Lispertor plasma como lo mencionaba anteriormente la difícil tarea de enfrentarse a la escritura, como aquel drama profundo de no saber que escribir, por tanto la obra empieza a desenvolverse a partir de la incertidumbre, la angustia que empieza a generar en quien la lee y la ansiedad de encontrar aquello que pareciera que no es claro ni para la misma autora, pero que a su vez genera un placer por continuar leyendo y descubrir aquello que no se sabe. Esta idea va estar latente a lo largo de la historia que propone la autora la cual se va entremezclando con un aspecto totalmente existencialista de indagarse por el ¿quién soy? es así, que Clarice Lispector va escribiendo acerca de su vida, cuestiona la existencia para comprender el proceso de la muerte a partir de la historia de “Macabea”, hace un proceso de encontrarse a sí misma a través de la Nordestina, como lo manifiesta Clarice Lispertor (1989:80) “la muerte es un encuentro con uno mismo”.
Estos elementos existenciales y del drama profundo de la escritura se ven conjugados en una historia insignificante, simple como la misma autora la define, la cual, a partir de ella asume el reto de transformar un relato simple en una narración majestosa y en ese ejerció podría plantear que la autora hace una denuncia del empobrecimiento que sufre los pueblos, es decir, hace una reivindicación de los excluidos, los sin voz, por ello, Clarice (1989:15) plantea: “es mi deber aunque sea de arte menor, revelar su vida. Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito”, de este modo llevándonos a reflexionar acerca del mutismo de los pueblos latinoamericanos y por ende de las relaciones de poder arbitrarias en las que estamos sumergidos.
Desde el inicio de la obra creería que con la propuesta de un sujeto narrativo, “Rodrigo”, Clarice Lispector sarcásticamente rompe y denuncia esas relaciones de poder injustas que existen en nuestras sociedades, sociedades profundamente patriarcales y ensimismadas, cuando la autora plantea: “si, pero tendría que ser hombre, porque una mujer puede lagrimear tonterías” Clarice (1989:15). Por lo tanto, una interpretación que le podría hacer a esta propuesta de Clarice es que en el fondo subyace una profunda ironía y la posibilidad de la autora de mofarse de aquellos estereotipos que han encasillado a las mujeres, ubicándolas en un lugar “mínimo”, del no poder y de ser menos que los hombre, y es desde aquí que considero que Clarice Lispector empieza una reivindicación de los excluidos, dándole rostro de mujer, como un sujeto que hace parte de esa cadena de excluidos, alienados y sin voz.
Por lo tanto Clarice nos presenta la historia de una chica donde “la ciudad fue hecha toda contra ella” un sujeto inexistente, obediente; con relación a ello podríamos plantear que desde la época de la colonia hemos heredado esa mentalidad sumisa proveniente de los procesos de la esclavitud y del yugo de la dominación y desarraigo al que fueron sometidos los pueblos ancestrales, es así, que nos hemos configurado como una sociedad escindida donde subyacen una dicotomías entre excluidos – incluidos, dominados-dominadores.
Hay una angustia incomoda de Clarice sobre la “Nordestina”, que a su vez es una impotencia por movilizarla, para que reaccione, pero Clarice bien sabe qué, ¿cómo propicia eso?, si la “Nordestina” nunca ha tenido nada, si siempre ha estado marginada, es así que Clarice muestra una contradicción entre reclamarle a la Nordestina que haga algo para movilizarse, ubicándola como la portadora del problema, la contradicción que encuentra Clarice es cómo pedirle eso, de que reaccione, sí el mundo no le ha dado nunca nada, la sociedad la ha recluido en un universo de dominado -dominador convirtiéndola en “sujeto mínimo” como diaria Zemelman (2002), esta contradicción que encuentro en Clarice, nos sugiere la reivindicación de los sujetos, no como los portadores de los problemas sino que existe una dimensión estructural, llámese social, política, cultural y economía que han subyugado a los sujeto, es así que Clarice plantea el mundo nunca le ha dado nada.
En este escenario del mundo contemporáneo y como plantea Zemelman (2002) es necesario que dejemos de ser “sujetos mínimos”, que aceptamos todo como si fuera verdad absoluta, por tanto, asumirnos como sujetos sociales, siendo capaces de ubicarnos en dos lugares en simultaneo, siendo parte de, pero también observadores de la vida social, reconociendo nuestra historia y su historicidad, contemplando lo dado, pero también transgrediendo los límites de lo dado.
Esta reflexión que nos plantea Zemelman (2000) me lleva a encontrar una conexión en la obra de Clarice que me permite interpretar y comprender un símil en entre el profundo drama del proceso de escritura y la construcción de sujetos sociales y políticos, es decir, la autora toma una historia simple y la conviértete en una compleja y magnifica narración, de igual forma, podríamos plantear que en la construcción de sujetos sociales y políticos hay ese mismo drama para construirnos como sujetos que constantemente nos pensemos nuestra realidad y en ese ejercicio le imprimamos cambio.
En esta misma línea, y como lo he venido planteando Clarice (1989) nos hace un llamado a ahondar acerca del sentido de la vida aunado a las realidades de nuestros contextos, Clarice manifiesta “Aparecieron algunas personas en el callejón, no se sabe de dónde, y se habían agrupado alrededor de Macabea sin hacer nada, tal como antes las personas no habían hecho nada por ella, sólo que en ese momento al menos la espiaban, lo que le otorgaba cierta existencia” Clarice (1989:76).
Es así, que este llamado de la autora nos invita a que no solo espiemos para dar existencia en el último momento, porque esa existencia se reduciría a un simple “sensacionalismos” de los cuales los “sin voz” están saturados, Por lo tanto, la reflexión sobre nuestra realidad debe ser permanente y en ese ejercicio reflexivo incidir con nuestros actos sobre los contextos específicos en los que estamos inmersos, es decir, problematizar nuestra cotidianidad y preguntarnos ¿qué papel estamos asumiendo como sujetos que hacemos parte de esta sociedad? y ¿qué tanto estamos contribuyendo desde nuestra cotidianidad a perpetuar una sociedad cada vez más escindida, injusta e individualista?.
Bibliografía
BAUMAN, Zygmunt (2002) Modernidad Liquida, capitulo 2 Individualidad, fondo de cultura Económica Buenos Aires Argentina.

No hay comentarios: